“Sin
su cultura, un grupo humano no puede sobrevivir” – Nicola Abbagnano.
Inicialmente los sistemas de
educación se enfocaban exclusivamente en enseñar religión y tradiciones propias
de la región, ya que estas dos órdenes eran la base de la cultura; sí se
impartían otras disciplinas, pero se hacía con el fin de formar al individuo en
este marco de cultura. El modelo educativo más integral en estos inicios era el
griego, ya que absorbieron muchas influencias de las civilizaciones egipcia,
fenicia, persa y babilonia, por esta razón, podría considerarse como el primero
en fundarse; posteriormente, al fundarse nuevos centros educacionales, lo
harían bajo la instrucción y el estudio del pensamiento griego. Uno de los
primeros ejemplos de este proceso lo conforma la educación romana, donde muchos
profesores eran griegos; los romanos se encargaron de difundir la lengua, la
literatura, la ingeniería, el derecho, la administración y la organización del
gobierno; muchas escuelas monásticas y catedráticas se fundaron durante este
proceso.
En la Edad Media ocurre un
intercambio interesante entre las escuelas y sus alumnos, ya que éstos
empezaron a desplazarse libremente de una institución a otra. Específicamente
en el siglo XII, los padres jesuitas son los primeros en establecer las
primeras escuelas con programas estructurados, éstos permitían un sistema más
organizado según temas a enseñar y niveles de conocimiento. Posteriormente, con
el descubrimiento de América, llega el Renacimiento, el cual fue permitió que
el estudio de las ciencias y las artes se extendiera; inclusive se introducen
temas como la historia y la geografía. Se conforma el modelo americano de escolarización,
y casi cincuenta años más adelante se fundarían las primeras universidades en
Latinoamérica.
Luego, a inicios del siglo
XVI, ocurre un fenómeno conocido como la Reforma, donde Martín Lutero se separa
de la iglesia católica. Bajo este movimiento, la educación tomó un cariz más
científico, se enseñaba a leer, a escribir, matemáticas básicas, cultura
clásica, hebreo y ciencias. Aunado a ello, muchos siglos atrás, e impulsado por
Santo Tomás de Aquino, se estaba gestando un movimiento que significaría una
apertura de la concepción de la pedagogía. Dicho movimiento fue la escolástica,
y consistió en la reconciliación entre la lógica de la filosofía y los
conceptos religiosos traídos desde los inicios de los tiempos por los primeros
sistemas educativos, dos ideas que eran completamente ajenas entre sí. De esta
forma, las ideas del escolasticismo se impusieron sobre los esquemas educativos
que se habían formado en Europa Occidental, pero lo interesante de este
movimiento es que, a pesar de haber estado directamente relacionado con el
catolicismo, abarcó corrientes filosóficas árabes y judaicas; esto demuestra el
gran componente global que la escolástica llevaba consigo.
Durante el siglo XVII, hubo
un progreso vertiginoso respecto a las ciencias, inclusive ya muchas
instituciones apoyaban el desarrollo del conocimiento científico. Paralelamente
surge la ilustración como un movimiento que reunía eruditos de diversas
disciplinas, con la teoría de que por medio del estudio era posible combatir la
ignorancia. Mucho después, a consecuencia de la indignación presentada por la
gente ante las libertades del absolutismo de la mano con la iglesia, entre 1789
y 1799 sucedió la Revolución Francesa; en este instante los sistemas educativos
entran en un proceso de secularización, liderado por Napoleón Bonaparte,
entonces se logra que la educación deje de depender enteramente de la iglesia,
y que pase a manos del estado.
En el siglo XIX se
organizaron modelos de escolarización en diversos países de Europa como España,
Italia, Francia, Alemania, etc. Este modelo europeo fue tomado como referencia
por países latinoamericanos como Argentina, Chile y Uruguay; Asia y África, al
igual que el norte de Latinoamérica, empezaron tomar como referencia el modelo
americano. El siglo XX supone un cambio radical en el concepto de la pedagogía
y en el sistema educativo a nivel mundial, la mujer y los niños empiezan a
tener un papel más protagónico en los marcos educacionales; surge también el
esquema de la educación progresista, un sistema basado en las necesidades y
potencialidades del niño, más que en las necesidades de la sociedad o en los
preceptos de la religión, los Derechos Humanos establecen que la educación
básica debe ser obligatoria, y que todos los niños del mundo tienen el derecho
a la educación. Posteriormente, la pedagogía concibe al ser humano como ente
social que maneja independientemente la información intelectual y el desarrollo
de sus habilidades, en cierta forma esto ayuda a hacer llegar la educación a un
sector de la población que antes no tenía acceso a ella, como por ejemplo la
clase obrera.
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