Datos personales

Mi foto
Arquitecto con pasión por la docencia. He sido profesor de geometría descriptiva y expresión gráfica por 5 años, en dos de las mejores universidades de Venezuela. Me gusta leer y dibujar, también soy entusiasta de la música, la cocina, los idiomas y los videojuegos. "La vida es eso que pasa mientras esperas a que cambie el semáforo del Daka de Calle 50".

NOTA AL LECTOR

La siguiente bitácora reúne los temas tratados, aprendidos y aprehendidos en la Maestría en Docencia Superior de la Universidad Latina de Panamá; aquí se reúnen todas esas experiencias adquiridas a manera de un portafolio de evidencias.

La casa que vence la sombra

La casa que vence la sombra
No soy traidor, soy arquitecto

viernes, 29 de noviembre de 2013

Educación Superior en Panamá – Situación, problemática y desafíos de un caso particular.

“La educación superior tiene potencial de crecimiento cuando el capital humano que se forma se hace de manera eficiente y con calidad” – Juan Bosco Bernal.

Panamá es un país pequeño, mas sin embargo muestra cifras favorables en cuanto a su situación económica y productiva. A pesar de ello, padece de desigualdades sociales muy evidentes; aproximadamente el 37% de su población vive en condiciones de pobreza, y el 18,8% en pobreza extrema. Es natural asumir que este sector de la población tiene bajos niveles educativos y menos acceso a los servicios de educación del país, y que allí existe un índice del 20% de analfabetismo. El país por su lado ofrece una extensa red educativa que ha podido cubrir toda su geografía, y atender a un elevado porcentaje de la demanda educativa de los diversos sectores de su población. Respecto a este panorama general, el Dr. Juan Bosco Bernal establece que:

La distribución del ingreso tiene una enorme influencia en la democratización de las oportunidades educativas, especialmente en el acceso a la educación superior, pues los hijos e hijas de las familias ubicadas en la escala de más bajos ingresos, ven limitadas sus posibilidades de seguir y completar sus estudios en ese nivel, pese a la amplia oferta geográfica e institucional existente en el país.
 Particularmente difiero de esta sentencia, dado que en las universidades públicas el factor económico no tiene ningún tipo de cabida, y existen programas de becas y otras ayudas que sirven para asistir a aquéllos que lo necesiten. Voy más allá alegando que el deseo o no de estudiar, y/o de superarse personal y profesionalmente viene intrínseco en el ser humano, independientemente de su situación económica, lo cual lo convierte en un problema netamente cultural. Muchas veces se da la situación de estudiantes de bajos recursos que rinden poco o nada en las universidades, pero pienso que ello se debe más a la mala base que pudieron haber recibido de las escuelas públicas, que a su situación económica.

Haciendo un análisis comparativo al caso de Venezuela, allí sucede que tienen profesores en las escuelas públicas que no tienen ningún tipo de preparación, y además les pagan muy mal; en ese sentido es natural, mas no justificable, que la formación en esas escuelas sea tan deficiente, sobre todo en los sectores más rurales. Aunado a ello, en muchos casos, existe un ambiente viciado, por lo general en casa, donde el niño se encuentra inmerso, el cual afecta directamente su desempeño en sus labores académicas. Bien es cierto que “la educación empieza en casa”, es de vital importancia mantener al niño alejado de situaciones de violencia, drogas y problemas familiares que, por un lado le son completamente ajenos, pero merman su capacidad de aprendizaje y asimilación de conocimientos; así, que la gran mayoría de estas situaciones se den en sectores de muy bajos recursos no me parece tanto una casualidad, sino más bien una consecuencia de una alta carencia cultural y moral de este sector de la población.

Por su parte, la educación superior en el país se encuentra enmarcada en una serie de normas citadas en la Constitución. Entre las más importantes se encuentran la de 1981, que permite a la universidad consolidar su autonomía, la ley orgánica del sistema educativo en 1995 que actualiza las bases legales para la creación y funcionamiento de las instituciones de educación superior, con el objetivo de asegurar la formación especializada, la investigación, difusión y profundización de la cultura nacional y universal, para que sus egresados puedan responder a las necesidades del desarrollo nacional. El decreto ejecutivo No 50 de 1999 establece los fines de los centros de educación superior, los requisitos para autorizar la creación de dichos centros, los requisitos del personal docente, la supervisión de estos centros, la estructura académica, y el sistema de evaluación. El Dr. Bernal insiste en que a pesar de ello, existe una carencia de un marco normativo que defina con mayor precisión los objetivos, funciones y condiciones de los centros de educación superior, y su relación con sus proyecciones a la sociedad panameña.

Posteriormente, en 2006 se promulga una ley que crea el sistema nacional de evaluación y acreditación para el mejoramiento de la calidad de la educación superior universitaria. En ella se propone la acreditación como una certificación emitida por el Consejo Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria de Panamá (CONEAUPA), haciendo previo análisis en los procesos de autoevaluación de programas, autoevaluación institucional, y evaluación por pares externos, para comprobar la calidad de estos programas y de la institución en general. El sistema de acreditación se compone de diferentes cuerpos: el propio Ministerio de Educación, el Consejo Nacional de Evaluación Universitaria de Panamá, el Consejo de Rectores de Panamá, el Consejo Nacional de Educación, entre otros. Sus principales objetivos radican en el desarrollo de una forma de evaluación que asegure la calidad de la educación superior, sus instituciones y sus programas, así como un mejoramiento continuo de su desempeño, y una articulación entre las diferentes modalidades del sistema de educación superior; la creación de esta ley, en cierto sentido, atiende a la demanda que el Dr. Bernal sugiere que le hace falta a la educación superior en Panamá.

Existen ciertos desafíos presentes en la educación superior de Panamá, los cuales, algunos de ellos forman parte de una situación más global que incluye otros países de Latinoamérica, y muchos de ellos ya fueron citados anteriormente. Entre ellos se encuentra la adecuación del currículo a las necesidades del mercado actual y futuro, lo cual podría llevarse a cabo con alianzas especiales entre las universidades y distintos gremios empresariales y profesionales, con miras a lograr una constante actualización de las necesidades del mercado; hacíamos referencia anteriormente también a que el currículo debe concebirse como una serie de estrategias de aprendizaje, más que en una lista de programas. Otro desafío consiste en el perfil del docente, el mismo debe estar constantemente actualizado, según sus conocimientos y sus metodologías para impartir las clases; anteriormente también se habló del perfil interdisciplinario que debe tener el docente. Pero uno de los retos más importantes que asume la educación superior en este momento tiene que ver con el tema de la investigación. Carlos Tünnermann dice al respecto lo siguiente:

La investigación, la docencia y la extensión constituyen el trípode que sustenta una institución de educación moderna y dinámica, pues en ella asume pleno sentido la generación, transferencia, difusión y aplicación del conocimiento, como medio de impulsar el progreso de ciencia, el cambio tecnológico y el desarrollo de la innovación.
Particularmente, coincido con él, ya que según los cánones actuales de la educación, se debe fomentar la generación de conocimiento, así como la interdisciplinariedad de los docentes y programas que conforman la institución, y a través de la investigación, se puede lograr. La falta de consciencia investigativa en Panamá y otros países de Latinoamérica responde a muchos problemas, entre los cuales se hallan la falta de presupuesto, los bloqueos estatales, la falta de personal capacitado para ello, y en parte la actitud de muchos estudiantes.

Tanto el estado como la sociedad tienen el deber de crear y evaluar mecanismos que aseguran la calidad del desempeño de las universidades, sin embargo es muy notoria la debilidad de los sistemas de información que permiten hacer un seguimiento del papel de las instituciones de educación superior en la sociedad, en temas de evaluación de carreras, conocimiento de avances, y otras decisiones acerca del desarrollo de las universidades; la necesidad de contar con un sistema de información gerencial es una de las grandes debilidades institucionales de Panamá, así como de otros países de Latinoamérica. Donald Winkler señala que:

En la mayoría de las universidades hay carencias de destrezas en áreas especializadas de la administración universitaria; la administración universitaria no es vista como una carrera. Más aún, la naturaleza política de algunos cargos administrativos lleva a que sean ocupados por individuos de gran destreza política, antes que por quienes tienen experiencia y destreza para la administración universitaria.
De igual forma existe una contracción de los márgenes de decisiones de las dependencias subordinadas a lo interno de las universidades, provocando una progresiva burocratización y centralización del sistema, generando retrasos, costos adicionales en las operaciones, clientelismo político, y poco compromiso institucional; se pretende que con la ley de acreditación universitaria, muchos de estos problemas se erradiquen definitivamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario