“Universidad
y totalitarismo son incompatibles” – Carlos Fuentes.
Las universidades,
concebidas como los centros del cumplimiento de la educación superior, deben
ser espacios donde pueda darse su ejercicio, y el intercambio libre de ideas
sin distinción de raza, sexo, religión u otros ideales; dentro de ese marco, la
educación debe enfocarse como una disciplina libre y pacífica, y todo el
personal que compone su estructura debe garantizar este ambiente. La
universidad también cumple con un papel determinante en el futuro del país, no
sólo en el desarrollo de profesionales sino como parte activa en el escenario
nacional y social, es su deber el desarrollo de la reflexión crítica y la
formación de profesionales conscientes de sus responsabilidades cívicas para
con sus semejantes y con la nación. Existe cierta reciprocidad en las
relaciones que existen entre la universidad y su contexto social, ya que ésta
se desempeña dentro de la sociedad, y ésta última espera retribución de su
parte al formar profesionales comprometidos. He allí la definición de su
pertinencia, y la misma se encuentra estrechamente ligada a la calidad, ya que
la universidad debe servir a la sociedad y no únicamente al mercado; de esta
forma, ambos conceptos deben estar vinculados al ejercicio académico, y en
igual proporción.
Todo esto debe ocurrir sin que
la universidad pierda su carácter independiente de pensamiento, en su
autonomía, ésta debe disfrutar de su libertad para opinar libre y
responsablemente. Uno de los mayores riesgos de la educación superior en
Latinoamericana es precisamente la debilidad que presenta el concepto de
autonomía universitaria en algunos casos, existe una alta influencia de grupos
político-partidistas que de alguna manera truncan el desarrollo de libre
pensamiento que debe fomentar la universidad. Es importante, dentro de lo
posible, tratar de combatir este tipo de represiones, ya que atentan con el
concepto de pluralidad y ambiente de libre pensamiento que debe tener la
universidad. Entre otro de los desafíos que presenta la educación superior en
Latinoamérica en los tiempos actuales, tenemos su capacidad de
internacionalización, es un hecho que la globalización influye directamente en
los procesos educacionales, ya que promueve procesos de homogeneización
cultural. Es por ello que la internacionalización de la educación superior se
convierte entonces en una medida fundamental para su desarrollo, ya que permite
impulsar diálogos interculturales y el diseño de redes interuniversitarias, lo
cual genera un mayor entendimiento entre las diferentes culturas y naciones,
enriqueciendo así el proceso de aprendizaje. De igual forma, se trata el tema
de la integración regional y latinoamericana mediante la cooperación entre las
diferentes partes, lo cual permitiría fomentar la interdisciplinariedad, el
intercambio académico, y propuestas conjuntas para la generación de
investigaciones. En este contexto, existe un acuerdo para la creación del
Espacio de Encuentro Latinoamericano y Caribeño de Educación Superior
(ENLACES), pero aparte de esto no existen muchas otras propuestas para la
construcción de espacios supranacionales de educación superior.
Existe actualmente una
tendencia a cuestionar los procesos educativos, y es natural debido a la
necesidad del ser humano a reinventarse constantemente, esto ha conllevado a
una revisión de los métodos de enseñanza y aprendizaje, haciendo especial
énfasis en el rol del estudiante dentro de dicho proceso. Gracias al enfoque
constructivista que se ha implantado dentro los sistemas educativos en los
últimos años, se han ido evaluando estas propuestas, donde el profesor, más
allá de recitar sus conocimientos para que el alumno los asimile, se convierte
en un facilitador del aprendizaje, con miras a que el proceso de enseñanza sea
más autodidacta. Así se ha permitido que las universidades diseñen nuevos
modelos educativos y académicos, más adeptos a la idea de nuestros tiempos, de
generar conocimientos, basado en el desarrollo de estrategias cognitivas, más
que la simple adquisición de información; este modelo va de la mano con el
fomento de la investigación, ya que estos trabajos ayudan a la generación de
nuevos conocimientos. Para que esta reforma pueda llevarse a cabo satisfactoriamente,
se estudian factores como el currículo y el perfil del docente. En el caso del
primero, se busca descartar la idea de que el currículo es una simple lista de
materias, más bien que sea un conjunto de experiencias de aprendizaje ofrecidas
al alumno. Con respecto al docente, se busca que sea interdisciplinario, es
decir, que tenga un perfil múltiple de conocimientos en áreas diferentes a la
suya, de esta forma, se le amplía el campo de aprendizaje al alumno.
Otro factor importante que
debe tomar en cuenta la universidad actualmente, es el estímulo de sus docentes
en la participación en las redes cibernéticas, ya que éstas constituyen una
herramienta muy eficiente y eficaz en el manejo y difusión de la información;
un educador sencillamente no puede aislarse de la comunidad que se desempeña su
propia disciplina. Yendo más allá, debe promoverse entre ellos el manejo de
herramientas digitales que puedan permitir una organización del proceso de
enseñanza y aprendizaje donde el alumno y el docente no necesariamente
compartan el mismo plano espacio-tiempo; esto permitiría un alcance de la
educación mucho mayor donde ésta pueda llegar a sectores donde sus habitantes
no tienen acceso a la educación formal mediante los métodos tradicionales.
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